martes, 2 de marzo de 2010

Para una tarde como estas, para unos días como los que se están viniendo, para leer más más de una vez...

Lluvia

Entonces comprendimos que la lluvia también era hermosa.
Unas veces cae mansamente y uno piensa en los cementerios abandonados.
Otras veces cae con furia y uno piensa en los maremotos que se han tragado tantas espléndidas islas de extraños nombres.
De cualquier manera la lluvia es saludable y triste.
Sus tambores acunan nuestras noches y la lectura corre a su lado por los canales del sueño.
Tú venías hacia mí y los otros seres pasaban.
No habían despertado todavía al amor, no sabían nada de nosotros.
De nuestro gran secreto.
Ignoraban la intimidad de nuestros abrazos voluptuosos, la ternura de nuestra fatiga.
Acaso los rostros amigos, las fotografías, los paisajes que hemos visto juntos, tantos gestos que hemos entrevisto o sospechado, los ademanes y las palabras de ellos. Todo, todo ha desaparecido y estamos solos bajo lalluvia, solos en nuestro compartido, en nuestro apretado destino, en nuestra posible muerte única, en nuestra posible resurrección.
Te quiero con toda la ternura de la lluvia.
Te quiero con toda la violencia de la lluvia.
Te quiero con todos los tambores de la lluvia.
Te quiero con todos los violines de la lluvia.
Aún tenemos fuerzas para subir la callejuela empinada. Recién estamos descubriendo los puentes y las casas, las ventanas y las luces, los barcos y los horizontes.
Tú estás arriba, suntuosa y bíblica, pero tan humana; increíble, pero tan real; numerosa, pero tan mía.
Yo te veo hasta en la sombra imprecisa del sueño.
Oh, visitante.
Ya es seguro que ningún desvío nos separará.
Iguales luces señaleras nos atraen hacia la compartida vida, hacia el destino único.
Ni en nuestra carne ni en nuestro espíritu nunca pasaremos la línea del otoño.
Porque la intensidad de nuestro amor es tan grande, tan poderosa, que no nos daremos cuenta cuando todo haya muerto, cuando tú y yo seamos dos sombras y todavía estemos pegados, juntos, subiendo siempre la callejuela sin fin de una pasión irremediable.
Oh, visitante.
Estoy lleno de tu vida y de tu muerte.
Estoy tocado de tu destino.
Al extremo de que nada te pertenece sino yo.
Al extremo de que nada me pertenece sino tú.
Sin embargo yo quería hablar de la lluvia, igual, pero distinta, ya al caer sobre los jardines, ya al deslizarse por los muros, ya al reflejar sobre el asfalto las súbitas, las fugitivas luces rojas de los automóviles, ya al inundar los barrios de nuestra solidaridad y de nuestra congoja, los humildes barrios de los trabajadores.
La lluvia es bella y triste y acaso nuestro amor sea bello y triste, y acaso esa tristeza sea una manera sutil de la alegría. Intima, recóndita alegría.
Estoy tocado de tu destino.
Oh, lluvia. Oh, generosa.
Raúl González Tuñón.

8 comentarios:

Iuio dijo...

NAAAAA qué preciosuraaaa no la habia leido nunca!!! gracias mali por este hermoso regalo, especial para un dia gris pero lleno de amor

Luna dulceduende dijo...

Ayyy diosa!! viste qué hermosa es esa poesía!!!!Me alegro que te haya gustado. Es, efectivamente, para un día gris lleno lleno de amor (buena definición mi amiga...) y si, definitivamente me parece que nadie más que nos abre el blog!!!jajajajjaj.

Luna dulceduende dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Paula dijo...

Yo tambien lo abro che!!!! Esa es una de las poesias que mas me gusta del Ruli, esa y Nocturno, que no la tengo a mano pero mañana la subo!!!!
Besotesssssssss

Iuio dijo...

Miralo vos a ruli jajaja y yo que pense que su unica gracia era estudiar de los resumenes de juan y mirarle las gomas a la pela...jajajaja

Luna dulceduende dijo...

Uhhhh, Iuiu picantona!!!!esperemos que "ese" Ruli no vea estos comentarios...jajaja!!!

Paula dijo...

jajajajajaja, se fue a la banquina la Iu!!!

Anet dijo...

jajajjaja, la iuiu incendiaria!!!
hermosa publicación dulceduende :)